martes, 27 de noviembre de 2012

QUE PODRIA HACER YO POR MI PATRIA




QUE PODRIA HACER YO POR MI PATRIA

Desde la Revolución Francesa hasta nuestros días los pueblos han sido en mayor o menor medida el escenario donde los seguidores de las ideologías surgidas alrededor de la comuna libertaria, han ensayado con resultados dispares la praxis de las mismas, incidiendo en la sociedad sucesora de la del vasallaje de súbditos a la de otro vasallaje más sibilino y cruel.
Desde la nación prototipo de la tiranía ejercida por los zares, surgen los primeros libertarios a los que no les queda otra alternativa que emigrar a países europeos más permisivos con su actividad política
Primero fue Steiner, seguido por Proudhon, y al final Bakunin, los que marcaron las pautas de una sociedad basada en la solidaridad y el espíritu de servicio hacia ella. Sobre estos cimientos hubiera resultado fácil, una vez hechas las modificaciones concernientes al egoísmo individualista, edificar una nueva manera de entender la política y la distribución de la riqueza equitativamente. Sin olvidar el papel del Estado como canalizador de los deseos del pueblo, agrupado en entidades naturales de convivencia.
Sin embargo siempre han surgido inconvenientes que han actuado como arena en los cojinetes, cuando no de máquinas destructoras. Una de esos inconvenientes lo encarnó Carlos Marx, que después de hartarse de escribir argumentos, resulta que la enseñanza que se saca es que fue preparando el advenimiento de una deformación del comunismo libertario, que pomposamente denomina revolución y que tuvo como colofón la implantación en Rusia de la dictadura del proletariado, que no es una revolución sino una revuelta.
Revolución y revuelta no deben ser considerados como sinónimos ni siquiera como algo parecido. No existe similitud alguna entre ambos conceptos. La primera consiste en una transformación en el estado de las cosas existente, ya sea del Estado o de la Sociedad, limitándose a ser un acto político o social. La segunda implica inevitablemente una transformación del orden establecido no toma su punto de partida en esta transformación. Parte más bien del hecho de que las personas son seres descontentos de sí mismos. No es un grupo de soldados, sino un cambio de los individuos,  una rebelión que no se preocupa por las instituciones que habrá de producir. La revolución, por el contrario tiene por objeto el logro de nuevas instituciones.
Por este motivo entiendo que el comunismo científico no ha sido justo en ningún momento de su existencia, ya que respetando las palabras de nuestro Fundador, Carlos Marx, no tuvo como único enemigo al liberalismo de Rousseau, que también, sino acabar con los libertarios, que eran sus enemigos principales, ya que no discrepaban únicamente en el antagonismo ideológico sino en los conceptos a seguir para conseguir el último tramo de la revolución.
A mi me gustaría, todos los que me conocen lo saben, que llevo años, subiendo a los palacios y bajando a las cárceles, intentando remover conciencias para que no se salgan con la suya, porque como la metástasis se extienda ya no va a haber solución y mindundis de medio pelo se harán con el poder, de un trozo de nuestra Patria, mientras algunos siguen emperrados en mirar para otro lado.
Camaradas, de verdad, deteneros un momento y haceros la pregunta: ¿Qué podría hacer yo por mi Patria?

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