ELECCIONES EN CATALUÑA O FINAL DE UNA EMPRESA EN
COMUN
Hace apenas unas horas, que el pistoletazo de salida
de las elecciones catalanas ha sido dado y la maquinaria propagandística de los
partidos políticos ha salido de su letargo y se ha puesto en funcionamiento.
Pero da lo mismo: la suerte está echada y con la
mayoría absoluta de Convergencia y Unión, se va a poner fin a una empresa en común
que ha discurrido a través de los siglos, en la que se han escrito grandes
páginas para la historia, muchas de ellas por personas nacidas en el mismo sitio
de la nación en donde por la traición de unos y la cobardía de otros, se ha
llegado a esta situación de final irreversible.
A los catalanes, convencidos de que el resto de los
españoles somos los culpables de las cifras del paro que padecen, además de la
crisis económica, que les ha llevado a una deuda próxima a la bancarrota, no se
van a andar con medias tintas y acudirán a votar con el fin de terminar con los
que para ellos es soportar una esclavitud de no se cuantos años, porque ahora
gracias a los políticos catalanes me he enterado con estupor, que Cataluña fue
anteriormente una nación independiente de España.
Es vano el intento de hacerlos ver que el resto de
los españoles no tienen la culpa con la política de corrupción y despilfarro
llevada a cabo desde la Generalidad con los distintos gobiernos que por allí
han pasado y que con astucia y engaños el muy pero que muy honorable Arturo Mas
quiere eludir su responsabilidad echándole la culpas como decimos en Madrid al
maestro armero.
Ha llegado el momento que en numerosas ocasiones
hemos venido denunciando desde todos los foros falangistas y otras formaciones
políticas que les mueve el mismo cariño hacia la Patria, que de ningún modo
desean verla partida, en el que desde el siguiente día al domingo electoral,
desde un balcón la plaza de San Jaime, al mas puro estilo de Cambó, Companys y
compañía, el Sr. Mas anunciará solemnemente su decisión irrevocable de celebrar
un referéndum dentro del tiempo que dura la legislatura, en el que si duda
saldrá el sí por aclamación y ahí, habrá terminado todo: Delenda est España.
Algunos, quizás muchos, me dirán que no: que las
leyes de la Comunidad Europea son claras al respecto y no les van a consentir
permanecer en Europa como nuevo Estado asociado. Pues bien, creedme, que eso ni
va a suponer en definitiva un obstáculo y que por consiguiente la cuatribarrada
con la estrellita separatista, se sumará a las demás enseñas en las puerta de
la Comunidad Europea en Bruselas.
Otros con una fe que mueve montañas, alegarán que la
Constitución española es clara en ese sentido y que por lo tanto, les será
imposible consumar la fechoría y para evitarla ahí están el Rey y su Gobierno
como garantes de la unidad de la Nación española y poner pies en pared y si es
necesario, emplear todos lo medios de que la legalidad constitucional les
concede para restablecer el orden.
En este momento me vais a perdonar, que escriba lo
siguiente: ¡jajajajajja!
Ahora en serio: El Sr, Mas, a mi entender ha dado ya
motivos más que suficientes para ser presentado delante del Juez, imputándosele
los cargo de sedición y de alta traición. En numerosos pueblos catalanes, se
han declarado como entes independientes y sus alcaldes tampoco han sido puesto
bajo custodia judicial y sus ayuntamientos clausurados. ¿A que espera el Sr.
Rajoy? Muy fácil, a que la ruina económica sea ya un hecho público y notorio, a
que los vascos recorran el mismo camino que los catalanes, y en ese momento,
con gallardía y valor, presentar la dimisión como Presidente del Gobierno. Y el
otro, el socio garante, pues a Cartagena.
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