ANSIEDAD Y TEMOR ANTE EL FUTURO
Hace unos días que tengo un poco abandonado el blog
mediante el cual he escrito sobre lo divino y lo humano, con dos sensaciones
muy distintas. Una, me demuestra el interés de personas por lo que plasmo en el
papel y otra, menos agradable, indicativa de mi nula capacidad para conseguir
ni siquiera en precario, un acuerdo entre mis queridos falangistas. El tiempo
en este sentido se me ha pasado deprisa y me resulta difícil mantener el
rescoldo de un fuego que por unas cosas y otras ha pasado de ser una hoguera
crepitante a otro en su etapa de extinción.
Es el momento en que te preguntas cuál es el papel
que te asignas con el que te puedas sentir satisfecho y por desgracia no lo ves
en el presente que ya es malo, sino que tampoco vaticinas una bonanza en un
futuro próximo.
Es el momento que tu cerebro dice ¡Basta! y decides
hacer mutis por el foro y esperar un milagro del cielo que haga convencer a
todos el enorme valor de la inédita propuesta de sociedad por su carga humana y
que al contrario de otras revoluciones basadas en el odio y el rencor, la
nuestra se puede denominar como UNA REVOLUCION PARA LA FRATERNIDAD.
A continuación te llevas unos días en la creencia de
que tu vehemencia es la culpable de que no se tengan en cuenta tus deseos de
cordialidad en el seno del nacionalsindicalismo y decides volver porque en
definitiva es lo único que sabes medio hacer y además estar convencido de que a
la España según nos manifestamos amada por todos es una nación colonizada
económicamente por otras naciones con menos historia y gloria que la nuestra.
En este punto, no me cansaré de repetir que a causa
de la tozudez, el egoísmo y la corrupción de los partidos del pesebre, en unos
meses la repetición del drama chipriota, será igual o parecido. Y entonces, que
debemos de hacer: ¿El motín de Esquilache, o conformarnos con el 30% del paro
sin ninguna esperanza en su detención.? Y que se sepa, las ratas ante el
peligro de inundación, son las primeras en abandonar el barco.
Nada más hay que fijarse en la toma de la calle por
la turba marxista, si serán impresentables que pretenden hacer ver al resto de
los españoles de la bondad de la bandera tricolor, que por lo dicho y escrito
es poco menos que una oficina de colocación.
Por mi parte, he superado la decisión de alejarme
del campo de batalla y seguiré porque el escribir no me lo puede quitar nadie y
a lo mejor un día me toca algún premio en el azar de la vida