domingo, 7 de abril de 2013

primavera de 2013



PRIMAVERA DEL 2013

Es esta una de las veces que más trabajo me ha costado sentarme frente a las teclas del portátil y tratar de dar mi opinión sobre la ola de violencia física y moral que tenemos la desgracia de padecer por todos los rincones de nuestra Patria.
Por esfuerzos que hago en hacer una abstracción de los hechos que me aleje de percibir similitudes que creía superadas, no lo consigo y el negro aleteo del ángel exterminador aparece en el horizonte, como sucediera en la primavera de 1936.
Al  pueblo, no confundir con los partidos, le sobran  razones para mostrar su repulsa con todo lo que pasa que refleja el triste papel que nos espera.
Primero por la frustración ante el incumplimiento de las promesas que  llevaron al Partido Popular a poder formar gobierno con mayoría absoluta. Sin contar con la percepción de sospecha general de corrupción que se cierne sobre la clase política. Hasta éste punto, no podemos estar más de acuerdo, sin olvidar la cuota correspondiente de responsabilidad que es mucha, en el origen del conflicto: el gobierno socialista de Zapatero, que muy en su papel de obediencia a los poderes fácticos, consiguió por desgracia recuperar  las dos Españas irreconciliables al propiciar el enfrentamiento por causa de su paranoica política.  Ahora da la impresión que este hombre, sólo estuvo por aquí de vacaciones y que por ejemplo el problema creado con el Estatuto catalán o las negociaciones con la banda comunista ETA, no se hubiesen producido.
Conviene tener memoria para todo y antes de parcelar las responsabilidades desplegar el mapa del problema punto por punto desde su inicio hasta los tiempos actuales sin dejar nada en el tintero. Solo así se podrá conseguir una opinión clara total, que permita estar al tanto de lo que ocurre.
En lo que atañe al Gobierno, estoy seguro que si para buscar el remedio a los males, Mariano Rajoy tiene que meter la tijera en el derroche autonómico, antes preferirá que le introduzcan palillos entre media de las uñas. Considera menos peligroso para sus intereses partidistas seguir friendo a impuestos a las clases medias, como si no estuvieran suficientemente castigadas.
Lo desmesurado de los errores ha llevado al pueblo de cargarse de razones y echarse a la calle a mostrar su protesta, pero como era previsible el lugar que es el indicado para de manera pacífica mostrar nuestro descontento, ha sido monopolizado por los “chibiris” al uso del ideólogo de la  “información mediante el puñetazo,” Gordillo el de Marinaleda, pasando de ser una acción reivindicativa del pueblo a una caza indiscriminada de los políticos del Partido Popular, acorralados sin que acudiese en su defensa uno solo de sus militantes.
Ese no es el camino. Es verdad, que hay que salir a la calle y permanecer en ella hasta conseguir la dimisión de todos. Pero de TODOS. Los de los ERES también y los que se han lucrado con los cursos de FPO programándolos, cobrándolos y no impartiéndolos, pues lo mismo.
Escribía al principio, que la situación se asimilaba a la primavera del 36. La diferencia estriba que entonces, los chibiris no podían agredir impunemente y apropiarse la calle sin oposición. Sabían que enfrente tenían una fuerza de verdaderos revolucionarios dispuestos a no permitírselo.
Por desgracia, en la primavera de 2013, esa fuerza revolucionaria la hemos dilapidado por nuestros propios errores. El mío, también



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