PELIGRO A LA DERECHA
Desde que hace unas horas he leído la regañina que
Bruselas le ha echado a Mariano Rajoy, un sudor frío me ha recorrido por todo
el cuerpo. Me temo que un nuevo
machetazo está a punto de causarnos graves
heridas y como las provocadas por agresiones anteriores no han cicatrizado
convenientemente y permanecen frescas y presentes convertidas en el pan de cada
día. Aquí empieza mi frustración y mi amargura. ¿Cómo es posible que las
decisiones a tomar por la nación más antigua y gloriosa, vengan ordenadas por
prestamistas usureros al más puro estilo de una película mafiosa?
Por lo que he podido sacar en conclusión, a la
Comunidad Europea, lugar en donde nos metieron los dos partidos llamados
mayoritarios, le ha parecido poco el esquilme, y ha ordenado al intrépido
gallego que nos obsequie con nuevos recortes y nos empobrezca un poco más caso
de que eso fuese posible, lo que dudo mucho, sabiendo quienes son los
demandantes y los demandasdos.
Pero mira por donde, la vejez me ha hecho
desconfiado y sin dejar a una lado la amenaza de los recortes tengo la
impresión que desde Europa nos han pedido reformas, pero de índole territorial,
que él piensa desviar sacando de los menguados bolsillos españoles los millones
que palien la situación de déficit presupuestario, a sabiendas, que por mucho
que quiera estrujar la teta, la vaca, escuálida y enferma da para poco más y a
lo mas tardar dos o tres meses vuelta de la burra al trigo.
Y el problema merece la solución adecuada. No soy ni
más ni menos violento: tengo hijos y nietos y mientras pueda, trataré por todos
los medios a mi alcance denunciar la corrupción de los miserables que nos han
llevado a la misma. Unos por acción y otros por omisión con el único propósito
de mantener el régimen partitocrático, lugar de mediación de políticos en
muchos casos analfabetos funcionales.
Me confieso admirador de Gandhi y ya me gustaría
poder incidir en el arreglo de nuestros males mediante la resistencia pasiva. Más
lo presiento harto difícil. Asimismo considero que el uso indiscriminado de la
violencia, aparte de no conducir a nada bueno, no es lícito que sirva para
fines de rentabilidad política y no para solucionar la gravedad de los
afectados por la injusticia. Entre unos y otros existe una tercera vía que es
la destinada a dar con la solución.
Si la mayoría hasta ahora silenciosa no reacciona y
sale a la calle con el legítimo deseo de provocar la marcha de tanto golfo, si
no se unen voluntades para que actuaciones como la del tío de los bucles en el
Congreso de los diputados no queden impune y si no hay una voluntad de servicio
y sacrificio, seguiremos taniendo lo que hasta ahora nos hemos merecido.
Rotundo y claro
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