MALOS PRESAGIOS
Los últimos acontecimientos nos demuestran a las
claras que el Gobierno de Mariano Rajoy esta próximo a derrumbarse. No hay otra
solución. No hay un solo Partido, ni organización, sea del índole que sea, que
le tienda una mano y le ayude a conseguir arreglar el desaguisado en que se ha
convertido España.
El Presidente del Gobierno continúa queriendo curar
al enfermo de cáncer con aspirinas. Y así, de esta manera, solo conseguirá que
el enfermo se le muera. Ignoro de donde sacará los datos que le indiquen que
con el simple hecho de esquilmar al español medio va a restablecer la situación
económica.
Todos sabemos que con el despilfarro económico que
provocan tanto las comunidades autonómicas como los Ayuntamientos con unos
cientos de vecinos, que están entrampados hasta los ojos, es imposible
continuar mas allá de unos pocos meses. Y este hombre, erre que erre. Que no
suspende el estado autonómico, porque le da miedo. Sabiendo, o debiendo de
saber, que es por el único sitio que puede haber una salida, a la hecatombe.
Además de suprimir cualquier tipo de subvención que no esté destinada a alimentar a los españoles que padecen
hambre física. Hay un ejemplo sangrante: Televisión española está en quiebra. Pues
si está en quiebra, o se privatiza o se cierra. Lo mismo las Centrales
Sindicales. La falacia de número de afiliados es burda: que presenten los
ingresos en los bancos hechos a su nombre por sus hipotéticos seguidores a ver
a cuanto ascienden los ingresos. Lo mismo los partidos políticos y demás entes
artificiales en que se ha sustentado el engaño de un régimen que está fuera de
tiempo.
El Sr. Rajoy va a durar poco. Pero eso no nos
soluciona nada ¿Por qué a quién le damos el poder a Sánchez Gordillo?
Es el momento de que el pueblo salga a la calle. Sin
banderas, sin retratos del indeseable de la boina. Sin nada y permanecer en
ella hasta que no se consiga que se vayan. Sin violencia y sin algaradas
callejeras. Pero con la firme resolución de no volver a sus casas en tanto y
cuanto los poderes políticos no se desalojen y en especial, que todo aquel que
se haya lucrado con los caudales públicos no ingresen en presidio y permanezcan
en él hasta que no hayan devuelto el último euro expoliado.
Yo no encuentro otra salida. Quizá alguna similar
pero no antagónica. O es que se está dispuesto a seguir dando de comer a los
causantes de nuestra ruina