domingo, 28 de abril de 2013

ANSIEDAD Y TEMOR ANTE EL FUTURO



ANSIEDAD Y TEMOR ANTE EL FUTURO

Hace unos días que tengo un poco abandonado el blog mediante el cual he escrito sobre lo divino y lo humano, con dos sensaciones muy distintas. Una, me demuestra el interés de personas por lo que plasmo en el papel y otra, menos agradable, indicativa de mi nula capacidad para conseguir ni siquiera en precario, un acuerdo entre mis queridos falangistas. El tiempo en este sentido se me ha pasado deprisa y me resulta difícil mantener el rescoldo de un fuego que por unas cosas y otras ha pasado de ser una hoguera crepitante a otro en su etapa de extinción.
Es el momento en que te preguntas cuál es el papel que te asignas con el que te puedas sentir satisfecho y por desgracia no lo ves en el presente que ya es malo, sino que tampoco vaticinas una bonanza en un futuro próximo.
Es el momento que tu cerebro dice ¡Basta! y decides hacer mutis por el foro y esperar un milagro del cielo que haga convencer a todos el enorme valor de la inédita propuesta de sociedad por su carga humana y que al contrario de otras revoluciones basadas en el odio y el rencor, la nuestra se puede denominar como UNA REVOLUCION PARA LA FRATERNIDAD.
A continuación te llevas unos días en la creencia de que tu vehemencia es la culpable de que no se tengan en cuenta tus deseos de cordialidad en el seno del nacionalsindicalismo y decides volver porque en definitiva es lo único que sabes medio hacer y además estar convencido de que a la España según nos manifestamos amada por todos es una nación colonizada económicamente por otras naciones con menos historia y gloria que la nuestra.
En este punto, no me cansaré de repetir que a causa de la tozudez, el egoísmo y la corrupción de los partidos del pesebre, en unos meses la repetición del drama chipriota, será igual o parecido. Y entonces, que debemos de hacer: ¿El motín de Esquilache, o conformarnos con el 30% del paro sin ninguna esperanza en su detención.? Y que se sepa, las ratas ante el peligro de inundación, son las primeras en abandonar el barco.
Nada más hay que fijarse en la toma de la calle por la turba marxista, si serán impresentables que pretenden hacer ver al resto de los españoles de la bondad de la bandera tricolor, que por lo dicho y escrito es poco menos que una oficina de colocación.
Por mi parte, he superado la decisión de alejarme del campo de batalla y seguiré porque el escribir no me lo puede quitar nadie y a lo mejor un día me toca algún premio en el azar de la vida  

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