SAN JOSE OBRERO
La fiesta del 1º de mayo, en tiempo del franquismo,
fue conocida como la de San José Obrero. El régimen se encontró ante la
disyuntiva de reconocer la fecha de mayor significado entre el mundo laboral,
pero con alguna salvedad que la hiciese diferente a la del resto del mundo.
El mismo gobierno estaba dividido, el sector
falangista del mismo, exigía la celebración de la efemérides de acuerdo con la
importancia que despertaba en todo el mundo. Sin embargo, el sector de la
derecha secular que en definitiva fue la que se hizo con el poder político vía
Opus Dei, miraba con recelo la propuesta de los hombres de azul.
Tras varios años silenciando el tema, se acordó instaurar
la fiesta de San José Obrero, metiendo la santidad en una cosa tan terrenal.
Quien no recuerda aquellos 1º de Mayo en el Santiago
Bernabéu cuando los grupos de Educación y Descanso mostraban sus habilidades
gimnasticas ante la mirada complaciente del General. Es de notar la presencia
del Borbón aspirante en las últimas celebraciones. Claro está, que lo hacía muy
en contra de su voluntad, porque como es sabido él es más bien socialista. Al
hilo de esto, no se quién me ha comentado que a comentado que a don Alfonso lo llevó a
Cartagena una escuadra de la falange, que se abrió paso a tiros contra los
socialistas que defendían la continuidad del Borbón de la bragueta fácil.
Esto me lleva a comprobar que estoy perdiendo
reflejos, al hacerme partícipe de tal patraña. La falange todavía no había
nacido, pero estoy por asegurar que una adulteración más de la historia sería
bien recibida por amplios sectores.
Volviendo a lo que nos ocupa, recordar que no todo
fue en esa fecha de color de rosas. En los últimos años del general, las
movilizaciones callejeras propiciadas por la izquierda, intentaron sin
conseguirlo arruinar los actos programados y el día anterior se concentraban en
el centro de muchas ciudades, consiguiendo solo armar ruido.
Franco contrarrestó la algarada, programando para la
hora de la convocatoria una corrida de toros con la actuación del Cordobés o un
partido del fútbol del Real Madrid. Asimismo se repartían premios a los
productores que a juicio de las autoridades habían hecho méritos suficientes
para ser reconocidos públicamente.
A grandes rasgos, sin entrar en otras consideraciones,
así transcurría la fiesta de San José Obrero. Ahora, pues ya se sabe: no
estamos para muchas fiestas.
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