EL ALMA SE SERENA
Hace ya muchos años que Televisión Española tenía un
programa que ponía colofón a la emisión que se producía al filo de las doce de
la noche y que se titulaba El Alma se serena.
Por la diáspora que se produce los viernes en los
grupos de Facebook, el nombre se podía extrapolar para denominar esta circunstancia. Nada tengo
que objetar al respecto y mucho menos si se tiene en cuenta que todos los que
intervienen en los foros lo hacen por la inquietud que sienten por la situación
de la nación, sin que nadie les obligue a nada.
Lo que sucede es que el enemigo no se toma tregua.
Derechas e izquierdas no se toman descanso y cada uno en su lugar se esmera en
no dar tregua a su desatino.
Es obvio decir, por ser de sobra conocido que soy
republicano, aunque no de la segunda república y que no soy monárquico “borbonero”, aunque si de los reyes que
lucharon en el campo de batalla por el engrandecimiento de la Patria, que durante muchos años ocupó el
liderazgo en el mundo.
Dicho esto, me ha producido asco y repulsa la actitud
de los payasos del nordeste de España que abuchearon al heredero de la corona
española, no tanto por el merecimiento que la corona del cazador de elefantes
(y elefantas) haya hecho y si, porque los butifarreros a quien abucheaban era a
España y eso me hace ponerme en posición beligerante.
Por otra parte, Tranquilito, está consumando el
nuevo palo a los más débiles, la reforma de las pensiones que hará más difícil
la supervivencia de aquellos que en su día trabajaron para conseguir un retiro
apacible.
Y que no me vengan con gaitas. Es cierto que la sostenibilidad
del sistema es inviable en las actuales circunstancias. La relación trabajador
activo/pensionista no se ajusta a lo que el desarrollo normal considera como
viable. Es verdad y asi hay que asumirlo.
Pero no es menos cierto que mientras con los
humildes se ejecuta el ordeno y mando, la corrupción, la apropiación indebida y
demás sinvergonzada son moneda común entre estos desgraciados que nos han
llevado a esta situación. Estamos dispuestos a aportar nuestro grano de arena
en aras a resolver la ruina, pero ni un minuto antes que los que se ha quedado
con nuestro dinero no lo devuelvan e ingresen en prisión.
Y nada más, seguir disfrutando del “finde” El alma
se serena.
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