LOS SINDICATOS DEL FUTURO
Dentro de las reformas a acometer en España es
urgente la que afecta a los sindicatos, tanto en su composición, como en el funcionamiento y objetivos a
alcanzar.
Empezando por su desfase en el tiempo: los
sindicatos se crearon en el siglo XIX, como única defensa de los trabajadores
frente a la patronal. Las consecuencias de la revolución francesa con el cambio
de sociedad y el advenimiento del liberalismo, convirtieron a los siervos de
los campos en esclavos de las máquinas. El espectáculo de las familias
completas viviendo en las fábricas a la vera del tajo, la ausencia de medidas
protectoras, crearon una nueva clase
social: la del obrero enfermo.
Por desgracia con el paso del tiempo, su cometido de
cara a la sociedad se ha ido desvirtuando paulatinamente hasta quedar además de
servir como correa de trasmisión de los partidos, en el lugar elegido para
destino de holgazanes, que se han hecho ricos a costa de los demás. Prototipo
de los zánganos y convidados que citaba José Antonio.
Nosotros somos sindicalistas, hasta tal extremo, que
en nuestros postulados concebimos a España como un inmenso sindicato de
trabajadores. Lo que sucede es que no somos tan ilusos en pensar que de la
noche a la mañana el entramado de la sociedad, la podamos cambiar en base a una
propuesta que ni tan siquiera está medianamente perfilada.
Ello no debe obstar para empezar a construir el
edificio desde los cimientos, poco a poco, sin prisas pero sin pausa. Con
perseverancia, la misma del agua que con suavidad va desgastando la roca.
En principio potenciando un sindicato falangista,
capaz de incidir en el mundo laboral a base de adentrarse en los problemas de
nuestros compañeros. Significando que nuestro sindicalismo es revolucionario y
no reivindicativo y explicando que si bien nuestro último objetivo deberá ser
la autogestión, se debe comenzar con logros más factibles como el conseguir la
socialización de los beneficios y no exclusivamente de las pérdidas. A la vez
del reconocimiento del trabajo humano como el factor más importante de la
producción. Fomentar la cultura del mundo laboral potenciando que mediante la
potenciación del trabajo artesanal, se está fomentando la satisfacción del
hombre como ser útil.
La tarea es difícil, pero con una promesa de
recompensa de haber servido a la transformación de la sociedad española en más
justa y más libre
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