LA CONVIVENCIA IMPOSIBLE
Cada vez me resulta más difícil encontrar motivos
fundados para creer que la crispación ha cumplido con su labor devastadora y el
sentido común va a primar sobre la disputa incontrolada que Dios sabe hacia
dónde nos llevará aunque no es difícil averiguar el fatal desenlace y el precio
a pagar por culpa de los que atendiendo a intereses espurios, voceros de las
fuerzas fácticas, están finalizando la labor encomendada sin tener un mínimo de consideración sobre un pueblo
abducido por el becerro de oro hedonista.
Independientemente del mal gobierno del Partido
Popular que ha tirado por la borda la mayoría absoluta alcanzada en las últimas
elecciones cuando el electorado castigó con la pérdida de votos el suplicio de
aguantar dos legislaturas Zapateriles con gobiernos integrados por mediocres y
revanchistas. Lo único entendible cuando hablaba el Presidente es que a su
abuelo lo habían matado en la guerra y que él era muy rojo (sic). Además de
cargarse el concepto de nación, permitir un estatuto en Cataluña preludio de la
insumisión actual y hacer lo posible por alejar a los españoles de la fe
cristiana recibida de nuestros padres. Ignoro si como dicen Zapatero es masón,
tampoco me importa en demasía. Lo que si me consta es que su modo de actuar
está de acuerdo con el odio al cristianismo de la francmasonería.
El pueblo para desgracia de todos había consumado
con sus votos la llamada ley del péndulo, sin que por desgracia no hubiese una
alternativa dispuesta a parar el aparato a la mitad del camino.
No había transcurrido un mes desde que Rajoy tomase
las riendas del poder y empezar a dilapidar su caudal electoral, cuando la
izquierda fiel a su modus operandi decidió hacerse con la calle. Para lograrlo,
Rubalcaba el del GAL el del Faisán , el vigilante de todos los españoles, pidió
ayuda a Cayo Lara, y respaldado por los separatismos comenzó con la ley de
acoso y derribo de un gobierno desbordado por los problemas económicos y por
supuesto, los éticos.
Ya vino todo rodado. Un día las hipotecas, otro la
ley del aborto, otro la crisis de la enseñanza y por supuesto los recortes.
Cualquier pretexto era bueno para armar algaradas que han culminado con el
acoso a la monarquía con la que creo no estamos de acuerdo la mayoría de los
españoles. De pronto el furor republicano se hace epidemia, y culmina con la
celebración del aniversario de la República (La de ellos) con la invasión y
ocupación de la vía pública por mozarrones portadores de la tricolor y la roja
de las herramientas.
Parecía un calco de las concentraciones en la
Glorieta de Cuatro Caminos, solo se diferenciaba en una cosa: exacto. Al otro
lado de la glorieta unos jóvenes les impedía consumar su propósito. Ahora los
descendientes de aquellos jóvenes estamos a otra cosa
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