DIAS CRUCIALES
Vamos a entrar en unos días cruciales donde España y
los españoles nos jugamos el ser o no ser como nación, acompañado por una
situación económica que ya no admite más demora: o el Presidente del Gobierno
acomete la reorganización territorial del Estado que nos exige Europa, o por el
contrario, nos veremos abocados a la quiebra sin más paliativos. Los del frac
no aguantan mucho más.
En lo referente al futuro como nación, las
elecciones catalanas van a marcar un antes y un después en su relación con el
resto del Estado. El muy pero que muy honorable Arturo Más no pasa un día sin
que no eche alguna flor sobre el resto de sus compatriotas. La última es como
para nota: “Los españoles han cobrado las pensiones gracias a la solidaridad de
Cataluña” Y yo sin enterarme a quien debo agradecer el poder comer todos los
días.
El tema cada vez se enquista más y el aspirante a
Presidente del engendro, a la vista de la pasividad del gobierno central, se
crece por momentos. Pero poco podemos hacer y no nos queda otra que ser
testigos presenciales del crimen de lesa patria, sin poder hacer nada para
evitarlo.
El otro acontecimiento es la huelga general
convocada por las centrales llamadas mayoritarias para pasado mañana catorce de
noviembre. Luego me referiré a la justeza de la convocatoria y la opinión que
particularmente me merece. Pero antes, debo referirme al perjuicio que se va a
causar al mundo del trabajo cuando los asalariados sufran la mordida
correspondiente en sus ya exiguas nóminas.
Me voy a olvidar quienes son los convocantes, no
quiero saber que la huelga quien verdaderamente la planean son los partidos de
izquierdas para acoso y derribo del gobierno. No voy a escribir sobre la
actitud de los llamados piquetes informativos que de lo único que te informan
es de los mamporros que te van a propinar en el caso de que te niegues a
secundar la huelga. De todo ello me voy a abstraer y entonces, sí: la huelga
además de justa es necesaria.
Pero todos hablan de denuncias; de lo mal que lo
está haciendo el Gobierno, lo cual es muy cierto, es verdad. Entre otras cosas
no les ha quitado totalmente las subvenciones para que tengan que subsistir con
el importe de las cuotas de sus afiliados.
La huelga, dicen, que no es política, en ese caso, ¿Cómo
podría explicarse que el objetivo a a lograr sea la dimisión de Rajoy y convocatoria de elecciones.
¡Ja! Y en ese caos ¿Quién? ¿Rubalcaba? ¿O montamos un mini frente popular que
nos redima de la dominación de la derecha?
Todos estos supuestos son los que los convocantes de
la huelga deben dejar claro antes de embarcar al pueblo en la aventura.
Como soy consciente que muchos de mis camaradas ven
propicio el convocar una huelga en contra del gobierno Rajoy, me permito
sugerir lo siguiente: Salgamos todos a la calle, desde la ciudad más grande al
punto más alejado, y escondido de nuestra geografía. Y allí, sin banderas
tricolores, sin banderas con herramientas, sin retratos del pacifista de la
boina, permanezcamos en las mismas hasta conseguir que desde el primero hasta
el último de los culpables no haya abandonado su cargo, Fuera, todos los
parásitos, incluidos aquellos que amparados en una falsa intelectualidad, por
no hacer bien, no hacen ni su trabajo, que es producir películas con un mínimo
de calidad deseable, que desde la entrada de la libertad, solo nos han obsequiado
con unas cintas que vista una, se ven todas: sexo y drogas. ¡Sois unos
incompetentes!
A esa huelga, me apunto desde ya, pero como los he
soportado durante toda la transición con la misma cantinela, pues no me fio. Si
a la huelga no a sus patrocinadores.
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