miércoles, 1 de agosto de 2012

La educación en el nacionalsindicalismo




LA EDUCACION EN EL NACIONALSINDICALISMO

La educación del pueblo ha sido el objeto de deseo de todas las ideologías desde la revolución francesa. Derechas e izquierdas han influido de manera lamentable en el método y la pedagogía en la enseñanza, con la pretensión en todos los casos de crear futuras generaciones al dictado de sus programas.
Este mal secular lo ha padecido en gran manera España, al ser una de las naciones que más vaivenes políticos ha sufrido en la historia contemporánea. Para no extendernos en exceso vamos a realizar un somero  repaso de lo sucedido desde el final de la guerra civil hasta la época actual.
Todo el mundo habla de la represión política durante la dictadura del general Franco, sin embargo conviene recordar que el poder ejecutivo de esa represión fue ejercido por dos instituciones: la iglesia y el Movimiento. La primera con su amenaza de enviar a los pecadores al fuego eterno y la segunda, para glorificar al Caudillo Invicto.
Los alumnos dedicaban tantas horas al estudio de la religión y del Espíritu Nacional, como el empleado en aprender matemáticas.
Con la llegada del nuevo régimen el sistema se ha encargado no solo de que los alumnos sean analfabetos funcionales (escriben con faltas de ortografía en la Universidad y desconocen cual es la capital de Austria) sino que han organizado diecisiete planes de educación distintos, según sea el signo político del gobierno de cada comunidad autónoma.
El Nacionalsindicalismo para terminar con la sinrazón reinante, de acuerdo con su espíritu revolucionario, entiende  que la educación integral y la cultura para todos, son bases imprescindibles de la liberación y dignificación de la persona y medio para el logro comunitario de los mas altos fines nacionales y universales la educación debe estar prioritariamente dedicada al desarrollo equilibrado de todas las capacidades humanas del educando. Pues es así como puede alcanzarse la madurez y potenciación de la personalidad, capacitándola para el autodominio, para el servicio comunitario y para la creatividad.
La educación habrá de comprender: la formación física, moral, sicológica, cultural, profesional, política y social.
 La cultura y la enseñanza han de ser patrimonio social al alcance de todos los españoles, no de un grupo o clase. Al considerar superada la lucha de clases, el acceso a todos los medios de educación estará regido por las actitudes y aptitudes de cada persona.
 La educación y la cultura son valores de interés cultural preminente, por lo cual no es tolerable que queden a merced de las apetencias interesadas de individuos, facciones o sectas, ni que se conviertan en instrumento de clasismo o de prepotencia particular. En consecuencia habrá de garantizarse la intervención efectiva de todos los interesados y especialmente de las representaciones de las familias, las comunidades populares sindicales y territoriales, educadores, así como en su caso y según los niveles de los propios educandos, de una parte, y de otra, la intervención del Estado Nacional como ordenador del sistema.

 Ante la grave situación de decadencia urge la promoción intensa de los valores la cultura hispánica, con toda su variedad, riqueza y cultura.
 La disgregación y desproporción existentes hacen necesarios procurar el desarrollo armónico, con sentido unitario e integrador, de la cultura en todas sus ramas. Deberá ser meta ambiciosa de la sociedad nueva lograr una síntesis de los sabores y técnicas, para servir así al hombre con plenitud. Y empeño constante fomentar la investigación a todos los niveles y no solo el universitario.
 La universidad popular será la institución especialmente encargada del fomento y difusión de la enseñanza, sobre todo, y de la cultura y ciencia, en amplia conexión con las entidades populares sindicales y territoriales. La universidad no puede quedarse en reducto aislado ni en instrumento para el monopolio del saber; todos los que en sus tareas estén afectados y el pueblo mismo al que se debe servir, tienen que participar en la gestión, actividad y resultados de las instituciones universitarias.
 La educación es la base fundamental de la transformación profunda que España necesita. Es imprescindible la difusión de una moral de abnegación y servicio, de un emprendedor espíritu de justicia y de formación en el entusiasmo y fidelidad a los destinos de la comunidad nacional.

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