CONTENIDO Y CONTINENTE
No se si será porque me estoy haciendo mayor, pero
cada vez me siento más lejos de los dogmatismos que muchos tratan de mantener
sin saber en verdad cual es su pretensión.
Aquí no se separa a la manera de las aseguradoras el
contenido del continente. Y creo que para seguir avanzando, es imprescindible
el tener claro lo que hay que considerar anecdótico, emotivo o asumido por
sentimientos seculares congénitos en la persona, de lo trascendental y
necesario para el triunfo del espíritu de la ideología por encima de otros
detalles secundarios que ni son actuales ni serán acogidos por los españoles
con un mínimo de simpatía y comprensión. La principal diferencia de trato
estriba en que en cuanto nos vean aparecer de tal o cual guisa, se cerraran
ojos y oídos y nos tendremos que conformar con seguir aletargados, en larga
hibernación y que nuestros propios nietos sepan distinguir entre lo que les
decimos y lo que sus sensaciones les hace percibir.
Sin temor a parecer un renegado, vive Dios que no es
así, invito al que quiera a que se de una vuelta por los puestos de propaganda.
A mí, por ejemplo, veo las banderas y
las camisas y un placer por contemplar lo mío se apodera de mí hasta llegar a
la emoción incontenida.
El problema se suscita, cuando al lado tuyo pasean
personas que tienen los mismos problemas que la mayoría de los españoles de a
pie, son pensionistas, o parados de larga duración, o ven el peligro de
desintegración que se cierne sobre España, y les asquea la clase política arden
en deseo de una regeneración completa de todo el modelo de convivencia y por
añadidura abogan por algo distinto que detenga el viaje del péndulo hacia el
mismo retorno de siempre, agradecerían infinito que cualquier representante de
un grupo revolucionario, le de a conocer unas soluciones que vienen dadas en
base al esbozo que en su día hizo el político mas clarividente que ha dado
España y que no le dejaron acabar ni siquiera en una cuarta parte.
Sin temor a equivocarme, me jugaría cualquier cosa,
que a estas personas el contenido de la propuesta que se le hace después, de
analizarlo lo verán como una opción más a tener en cuenta, porque se ha ceñido
a su papel revolucionario sin señas que puedan mal interpretarse.
La mayoría de esas gentes, que no saben de historia,
porque todo el mundo no tiene esa
capacidad ni se lo han explicado de forma clara y convincente; y en cuanto vea
en el horizonte las banderas al viento y las camisas netas y proletarias, que a
mí me gustan y emocionan, en la mayoría de los casos se cruzaran hacia otro
lado y en ocasiones pronunciarán la consabida frase “¿Y ahora que quieren los
fachas? ¿Es que no han tenido bastante con cuarenta años?” Y nosotros, otra vez la vuelta de la burra al
trigo, a explicarle al paisano de turno el decreto de le unificación y que
Franco no era falangista. A mi entender, mucha pérdida de un tiempo del que no
disponemos. Esa es la diferencia entre contenido y continente.
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