miércoles, 29 de agosto de 2012

PROPUESTA DE ECONOMIA PARA UNA REVOLUCION




PROPUESTA DE ECONOMIA PARA UNA REVOLUCION

El inquieto camarada Juan Carlos Carrillo, sostuvo ayer una animada tertulia en la que se trataron temas económicos. Ante su amable oferta de que entrase a debatir, le agradecí su ofrecimiento a la vez que le ponía al corriente de mis menguados conocimientos en la hoy, tan manoseada ciencia. Dicen que la ignorancia es muy atrevida y yo de atrevido tengo lo justo. De ignorante mucho más. A continuación, me facilitó unos datos que una vez leídos creo que nosotros los tenemos en nuestra propuesta de sociedad revolucionaria, por lo que los busqué, y de mil amores se los ofrezco, por si les son de utilidad.
Partiendo de la base, que nuestro eje central del sistema es el hombre como persona humana libre y digna, adecuamos los demás intervinientes de la producción, como lo que son: meros instrumentos al servicio del hombre y por consiguiente de la sociedad. Espero que lo debatas y después libremente des tu valiosa opinión. Empezando por el capital y su utilización
 El capital, en cuanto instrumento para el logro de la producción de bienes y servicios, debe pertenecer a los trabajadores mismos que lo utilizan.
 Los medios de producción deben ser regidos y disfrutados por la comunidad laboral que los trabaja, integrada en su respectivo sindicato. Así pues, a la comunidad laboral, –formada por la unión de todos los que aportan su trabajo personal compartiendo un mismo destino- ha de corresponder la propiedad, el poder, el provecho y el gobierno de la empresa y no a quienes simplemente aportan capital (los inversores), ya que ese tiene un valor instrumental al servicio del trabajo, que es la función humana inminente, creativa y con valor espiritual.
 No es admisible, que se arrogue el Estado la propiedad de empresas que no prestan servicios de carácter necesario o la producción de bienes básicos para el funcionamiento de la economía de la nación; deben pertenecer al pueblo y en consecuencia, habrán de ser propiedad popularizada sindical, comunal o nacional, o en todo caso con participación de los trabajadores mismos en su gestión.
 Ni el capital, ni la técnica, ni bien económico alguno debe ser instrumento de ventaja y privilegio de unos para dominar a los demás.
 Por ser esencialmente injusto y generador de iniquidades, por atacar la dignidad humana y por minar la unidad y el bien de la comunidad, urge desmontar radicalmente el sistema capitalista con todas sus taras y secuelas. Se exigen tres labores fundamentales de desarticulación: el capitalismo rural, mediante reforma agraria; del capitalismo financiero, mediante la nacionalización de la banca; y del capitalismo industrial y de servicios. Con o sin indemnizaciones, conforme dicte la equidad en cada caso; pero sin dilación y en beneficio del pueblo.
 Como consecuencia de la revolución nacional sindicalista, el poder económico de la nación será ejercido y administrado por los trabajadores mismos. Organizados en un sistema sindical autónomo, democrático y unitario, constituido a partir de la empresa, por ramas de actividad económica y establecido sobre los distintos ámbito territoriales.
 Será misión de la nueva organización sindicalista: ordenar, planificar, regular y organizar con sentido humanista y solidario la economía, el trabajo y las funciones profesionales, el desarrollo de la cultura, el fomento de la ciencia y de la técnica.
No es admisible, que a través del juego de la ley de la oferta y la demanda en el mercado de intereses egoístas, venza el mas poderoso y se imponga el abuso. Contra todo ello, por tanto, defendemos un nuevo sistema de relaciones económicas, que se basarán en la justicia, en la cooperación, en el respeto mutuo de las personas, en la subordinación de la producción a las necesidades humanas y el bien común. La organización sindicalista, integrada por el pueblo trabajador, impulsará el nuevo sistema.
En el nuevo sistema económico resultante de la revolución, tendrán respeto y cabida las iniciativas colectivas o individuales de trabajadores, para la promoción de actividades económicas y la constitución de empresas, que se integrarán al respectivo sindicato.
Establecido el régimen económico nacional sindicalista, las necesidades de medios de financiación de las empresas podrán ser cubiertas, bien a través de los propios trabajadores, titulares de ellas, bien a través de los bancos sindicales, o bien a través de ahorradores particulares que hayan obtenido estos medios legítimamente. En ningún caso se reproducirán las actuales fórmulas de financiación que dan titularidad sobre la empresa. Y los financiantes solo tendrán derecho a la amortización de las cantidades aportadas y al cobro de un interés de estabilización, que impida tanto la depreciación del dinero como la existencia de rentistas.
La banca, como depósito de los ahorros de los trabajadores, será encomendada a la gestión de la organización sindical. El sistema de crédito se regirá fundamentalmente a través de la banca sindical. El Estado supervisará toda actividad de préstamo, controlando tanto el origen de las cantidades que se presten como el interés que se estipule.
Esbozo que ya es por muchos conocido y por nadie desarrollado, por lo tanto el que se quiera lucir, aquí tiene tema

No hay comentarios:

Publicar un comentario