viernes, 17 de agosto de 2012

ALERTA MAXIMA ESPAÑA SE EXTINGUE





ALERTA MAXIMA ESPAÑA SE EXTINGUE

Los acontecimientos que se están produciendo constantemente son como un apretón que por el cuello, se le da a España en un vil intento de asfixiarla y montar en el solar patrio no sé que estado amorfo y sin arraigo histórico en donde puedan seguir esquilmando y medrando amparados por unas leyes que ellos mismos han elaborado.
España se desangra y no es ninguna metáfora. Por el norte, el este, y pronto por el oeste y el sur, políticos de mala baba han acordado el finiquitar a la nación más antigua de Europa.
Un enajenado alcalde acompañado por matones de riña de cabaret, campea a sus anchas despreciando la propiedad privada y el respeto a las personas.
Y que no me vaya nadie a decirme que las grandes superficies roban, que los bancos practican la usura y que las tierras fueron otorgadas a los antepasados de sus actuales propietarios como premio a la ayuda prestada a algún rey en sus hazañas bélicas.
Soy consciente de esta premisa, pero con lo que no puedo estar conforme y creo que la mayoría de las personas de bien tampoco es que nadie al dictado de una doctrina decimonónica obsoleta y sangrienta nos venga a dar lecciones de distribución de la riqueza.
Es necesaria otra clase de revolución que nada tiene que ver con la algarada callejera y el asalto a base de palos y puñetazos
Hagamos las empresas autogestionarias, pongamos el capital al servicio de la producción, sindicalicemos el crédito, y hagamos una reforma agraria de verdad y así sería la solución beneficiosa para el pueblo y no para el comité central de ningún partido político.
Y sobretodo vamos todos los que pensamos de esta manera a decir alto y claro: basta.
Estamos en agosto y muchos españoles han echado las diez de últimas y como el avestruz esconder la cabeza bajo tierra y marchar a unas merecidas vacaciones. Lo grave, lo tenebroso es cuando los hombres del frac oficiales estén preparados para cobrar las deuda por otros contraída, a expensas del sudor de nuestro trabajo (del que lo tenga)

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