domingo, 2 de diciembre de 2012

EN LA RAMPA DE SALIDA





EN LA RAMPA DE SALIDA

El día en el que hace meses abrí la puerta a lo que a mi juicio era necesario para salir de un círculo vicioso en el que llevábamos años comprimidos bajo el abrazo del oso de la nostalgia, los egos y otras circunstancias que ya están mas que analizadas y de sobra conocidas, dejé claro que estaba la puerta abierta para todo el que quisiese colaborar con el objetivo escribiendo lo que quisiese, con las únicas salvedades de no polemizar con otro camarada, no llenarnos la página de recuerdos que ya encuentran su acomodo en otros lugares y comentar siempre el presente y el futuro y dejar el pasado, que sucede como con la anterior cortapisa.
La página se fue agrandando y se llegó a mas de ochenta miembros añadidos, prestigiosos falangistas, que poco a poco, entendieron y comparto su opinión, que bien podía servir como bandera de enganche para poder presentarse con algo nuevo y actual, conservando el espíritu doctrinal en su esencia, que no en su presencia.
La procedencia de estos camaradas era de lo mas extendida, desde gallos, a auténticos, pasando por todos los grupos, ya que se quedó claro y diáfano que no se iba a fundar ni refundar partido falangista alguno, que ya eran bastante en número. Por el contrario, todos los grupos podrían beneficiarse de las conclusiones a que se llegara una vez debatidas y compiladas.
Toda esa comida, seguro que produciría empacho y quizá corte de digestión en mi persona, pero hete aquí, que entre los que se integraron, tuvimos la fortuna de contar con Ignacio Toledano y los camaradas que componen una corriente a su alrededor y todo subió como la espuma. Y más cuando me decidí a mi arenga, que tras un rifirrafe que duró lo menos media hora, el camarada Pedro Revenga y el que escribe, se agarraron de las solapas, pero la arenga salió adelante.
En esos días tras una serie de malos entendidos entre altas, bajas y otras menudencias, comprendí, que quizás mi presencia en primera fila de combate ya no era tan necesaria y decidí pasar a un segundo plano con la satisfacción del deber cumplido al dejar la nave dispuesta a despegar desde la rampa de salida. Estando eso sí, dedicado a mis escritos y varios trabajos que tengo comenzados y el tiempo apremia y los años también.
Ahí están separadas por grupos de trabajo las distintas páginas y los camaradas que las componen, y cuentan como garantes de trabajo y eficacia a camaradas que pueden llevar a la nave a la estación término. Si todos arrimáis el hombro como los costaleros de la Semana Santa sevillana sin que nadie  eluda su responsabilidad, porque si alguien no aporta su esfuerzo, el paso como aquí se dice se irá a la deriva.
No os sigo dando la vara y estad seguro que no apareceré en la primera fila de la foto, pero permaneceré atento por si se me necesita. Un abrazo para todos.  

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