martes, 1 de mayo de 2012

a que jugamos


A QUE JUGAMOS

La maldición que sufre la Falange sigue manifestándose de manera sistemática sin que la experiencia de los que llevamos algunos años en activo, sirva en mi caso mas que para llevarme desilusión tras desilusión. Y es que no tengo remedio: me enseñan el trapo desde lejos y allá que acudo pensando que esta, si; “Mari, la cosa va en serio” Mi mujer me mira con cara comprensiva y me dice “vale, muy bien. Ya me iras diciendo” Como es notorio en poco mas de cuarenta y ocho horas, el intento se ha ido al garete. Lo que mas me molesta, es que con los años que voy teniendo, algunos camaradas confunden ansiedad con paranoia y huyen de mi como de perro que lleva la sarna.
Y mira que al repasar los foros, digamos “Azules”, compruebo la fidelidad cuasi rayando en la adoración por José Antonio, al cual he visto de muchas y variadas poses. Parece esto el bar de Pepe el de Despeñaperros, al que solo le falta que lo vista de torero pegado a una botella. Aunque la idea se aproxima cuando me lo ponen agarrado a una bandera. Pura tauromaquia.
A continuación, viene el recuerdo y aparece una retahíla  de invocaciones, poesías, y lamentos por su ausencia que me vais a perdonan causa hilaridad entre nuestros queridos digamos adversarios. La foto con las manos puestas en gesto de rabia, rn un acto, la he visto por docenas,
Y ahí se va terminando todo. Los hay que permanecen en su torre de marfil y cuando ven que te vas a dar un revolcón morrocotudo, te echan una mirada de misericordia en tanto comentan con alguno que alcance su gran capacidad lo ingenuo que soy “Que esto no tiene remedio” y siguen hablando de lo mal que lo esta haciendo el gobierno.
Pero hasta aquí hemos llegado y hemos llegado hasta aquí. Y empeño mi palabra que no intervendré en ningún proyecto de organizar algo por el simple capricho de querer sacar a España del abismo. Valiente osadía.
Si alguien quiere algo de mi ahí esta mi correo y mi muro., a ver si el de arriba no tiene prisa en situarme en los luceros y puedo seguir poniendo negro sobre blanco mis pensamientos.
Pero como le digo a un camarada. Los que pensamos así necesitamos una Centuria de camaradas dispuestos a aportar su trabajo sin importarles las hora y a ver que pasaba. No, no estoy loco. No mas que otros

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