LA CALLE EL PEZ Y SUS INQUILINOS 3ª PARTE
Llegados a este punto me gustaría aclarar, que para
mi sería una satisfacción si algún camarada corrigiese o ampliase mi paseo por
la sede de la Auténtica. A estas alturas, tengo el placer de que mi memoria ha sido
fiel a lo que en su día vivieron mis ojos. Seguro que quedaran detalles por
incluir pero también lo estoy, en que lo
que he narrado es del todo fiable.
Nos habíamos quedado en la entrada al local. Frente
al despacho de Juntas Locales se hallaba el de Prensa y Propaganda que llevaban
los camaradas Lúpulo e Isabel. Aquello era el bazar de la Auténtica. Tenían de
todo: llaveros, pegatinas, camisas, banderas y demás abalorios. Y por supuesto
todos los Patria Sindicalista editados hasta la fecha.
Nunca llegué a entender del todo, como este matrimonio
falangista podía subsistir con las deudas contraídas por todos los estamentos
de la organización, que tenían unas cuentas deudoras que daban miedo. Y todo
tiene su explicación: los responsables de las juntas locales de pueblos a los
que se añadían las de los barrios de Madrid, retiraban el material que
necesitaban para venderlo en sus lugares de origen.
En teoría, posteriormente, lo repartían entre su
militancia, añadiéndole una pequeña plusvalía, para finalmente saldar la deuda
con la Nacional y comenzar un nuevo ciclo. Por desgracia, la práctica no se
ajustaba a estos parámetros: los responsables locales, con deudas mas urgentes
cubrían las mismas con lo recaudado en los puestos de propaganda y la deuda con
el camarada Lúpulo crecía por días. Me imagino que tras la fragmentación del
Partido, las deudas quedarían impagadas.
Girando a la derecha noventa grados, (solo en lo
referente al sentido de la marcha) se entraba en un pasillo largo y oscuro en
el que se ubicaban distintos servicios. Sin olvidarnos de que en el pasillo, la
primera línea pintaba carteles y pancartas ensuciando mas aún la pared del
mismo, que presentaba señales de su uso en estos menesteres.
En el primer despacho a la derecha, estaba la
Secretaría Nacional de Juventudes al frente de la cual, el camarada Vicente
Diez, ponía la nota alegre y musical acompañado de su guitarra. Su aparición en
el espacio electoral, causó un gran impacto por lo inédito del mismo y mas
desde las filas de la Falange que hasta ese momento se caracterizó por la
seriedad de sus decorados.
Vicente Diez era un gran comunicador: guardo en la
memoria su intervención en un debate que surgió sobre el uso de la camisa azul.
Convenció a todos de la importancia del uso de la misma. Por este motivo, me
causó una gran sorpresa cuando, años después, estando en Zamora, me enteré de
su integración en la UCD, por un artículo que llevaba su firma en un periódico
local.
Por último, me llegó la triste noticia de su
fallecimiento en plena madurez. Que Dios lo tenga en su Gloria.
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