REACCION  EN CADENA O DESASTRE FINAL

Hace unos minutos que chateándome con un querido camarada, me mostraba preocupado ante el cariz que están tomando los acontecimientos. Le comentaba que el aniquilamiento de España era cuestión de poco tiempo y le preguntaba si de alguna manera, nosotros no seríamos copartícipes de la catástrofe por no haber sabido ni podido intervenir en defensa de lo que nuestro compromiso falangista nos demanda.

Mientras en nuestros foros sigamos alimentando nostalgias, repasando tiempos pasados o recreándonos en vetustas aunque entrañables fotografías y no empecemos a llamar a los españoles en cuanto pueblo, a una verdadera revolución cívica, nuestros adversarios podrán permanecer tranquilos y afanarse en su tarea de lesa Patria.

Tengo por norma declarar en todas las ocasiones que soy y me siento falangista. Que no conozco otra manera para salir del atolladero que la revolución nacionalsindicalista y que queremos para España un República social y comunera en la que toda persona tendrá acceso a los puestos de responsabilidad de gobierno en orden a sus méritos y a sus aptitudes y actitudes para el cargo a desempeñar. De igual forma conozco y asumo el punto 27 de la normativa falangista.

Todo ello no obsta para acompañar o ser acompañados por todo aquel, que preste su colaboración como un acto de servicio.

Entiendo que haya personas que me tilden de alarmistas. Quizás lleven razón; peros hay una serie de hechos ciertos que refrendan mis manifestaciones.

Lo que está ocurriendo en San Sebastián en un canto a la sedición. Y yo con mi pregunta machacona de siempre: Sr. Rajoy, ¿Qué piensa Vd. Hacer al respecto?

El comportamiento chulesco de los etarras ante el Juez, es un ejemplo de desacato y mas si va acompañado por el coro de adláteres que permanecen en la sala formando bulla.

En cuanto al tema económico basta decir que o se pone coto al despilfarro autonómico o entraremos en quiebra.

Esto es lo que hay y no veo formación política alguna que aporten una solución al respecto. Nosotros si tenemos la solución. Mas no podemos hacerlo solos. Tiene que ser con la colaboración y complicidad del pueblo llano, que tiene que exteriorizar su descontento en la calle y en los trabajos.