viernes, 13 de enero de 2012

LA AUTENTICA EN LA CALLE

En los tiempos de la transición, los Partidos Políticos, se lanzaron sin ningún reparo a realizar las labores de proselitismo en la calle.
La Auténtica no era menos  y estuvo presente en la vía pública en cuanto la ocasión lo requerió. Era saltar un tema delicado a la palestra y allí estaban las camisas azules prestas a la actividad callejera.
Uno de los primeros temas que ocuparon en gran parte la actividad del grupo falangista, fue el de la Constitución.
La posición del Partido al respecto no estaba clara.  A nivel ideológico, no admitía discusión: el texto constitucional, como ha quedado demostrado con el paso de tiempo, era separatista porque dotaba a los independentistas con la ayuda de los partidos marxistas, de los medios necesarios para desde la llamada Carta Magna, ejercer una posición sediciosa. Si nos atenemos a lo sucedido durante la estancia del PSOE en el gobierno, ha bastado que un alto tribunal prevaricara para que todo se derrumbase como un castillo de naipes.
Sin embargo, a nivel estratégico, la cosa no estaba ya tan diáfana: los otros grupos falangistas, mas los franquistas de Fuerza Nueva, también se declararon contrarios a esa Constitución y como un solo hombre, pedían que mediante el NO se rechazase la misma. Como es fácil de deducir, tanto Pedro Conde como Narciso Perales y los demás mandos nacionales, a pesar de no querer ni ver el engendro, se negaban a que la Auténtica se la situase junto a los grupos aludidos y montaron en cólera. “La Auténtica no va a ocupar un sitio al lado de la Falange de Raimundo ni de la Fuerza Nueva de Blas Piñar.” Y de allí no había quien los sacase. Rafael Sánchez Plaza, lo intentó de mil formas, con mil argumentos y no hubo nada que hacer.
Después de mucho discutir se llegó a la conclusión de que para alejarnos de unos y de otros, se llamaría a los españoles a la abstención. Una vez celebrado el Referéndum, como el porcentaje de la abstención sobrepasó el 30% lo asumimos como un éxito de nuestro planteamiento (No es broma).
En cuanto la Junta Nacional comunicó a las bases la postura oficial del Partido, se decidió que se actuara en la calle dejando clara nuestra postura.
Como lo medios económicos eran los habituales; es decir, muy escasos se tuvo que echar mano de la imaginación que por fortuna era grande.
Proliferaron los puestos de propaganda por todo Madrid (digo Madrid porque es donde vivía) y las voces de los militantes se escuchaban por la Gran Vía, mientras enarbolaban nuestro periódico. De vez en cuando, se procedía a parar la circulación y el alboroto alcanzaba grandes proporciones. Las fuerzas de orden público se empleaban a fondo y los camaradas lo sufrían en su propio cuerpo en forma de moratones. Y para dar mas emoción al follón reinante, de pronto, aparecían falangistas de Raimundo o militantes de Fuerza Nueva, y sin mediar palabra, comenzaba la lucha ante el estupor de la gente que no comprendía como se podía dar el cuadro que estaban presenciando.
Por todo lo expuesto, cuando unos y otros intentan cambiar la Constitución, recuerdo a un Falangista, que con su bata de médico ya nos decía que desde el punto primero, que habla de Monarquía Parlamentaria, la Falange no puede estar de acuerdo.
Pasado el tiempo se produjeron otros acontecimientos callejeros, que demuestran el carácter revolucionario de nuestro Partido. Estad tranquilos, que ya los narraremos.  

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