lunes, 31 de octubre de 2011

EL REINO DE LOS MEDIOCRES

Una sociedad en descomposición como la española, sirve de acomodo para los mediocres que exteriorizan lo peor de si mismo: la mezquindad; y lo hacen sin el menor pudor. Instalados en atalayas de poder ficticio, guardan celosos su presa ante el temor de que la presencia de otros con aptitudes a actitudes reales, a los que acosan y vigilan puedan hacerles sombra y acabar con la farsa que representan.
Circunstancia habitual en el seno de los partidos políticos. Individuos que en su vida cotidiana y laboral, pasan desapercibidos ante los demás, hallan su hábitat natural en las filas de estos entes artificiales, en los que debido a la cohabitación con otros elementos de la misma catadura, mandan y medran disimulando su incapacidad.
Nadie está a salvo de esta epidemia. El mediocre no ve como un obstáculo la ideología que dice representar. No le importa en absoluto. Tampoco repara en las cotas de poder que su formación pueda alcanzar. El mediocre se conforma con figurar y estar al tanto de todos los cabildeos que puedan poner en peligro su influencia en la organización. Se siente feliz con la posesión de una tarjeta en la que aparezca el cargo que ostenta junto a su nombre y apellidos. 
Muchos pensarán que esta ave de rapiña, anida en los partidos con representación parlamentaria: craso error. En estas agrupaciones existe una junta general llamada por distintos nombres, a imagen y semejanza de las de las grandes multinacionales, que se agrupa en torno a la figura de su líder y no permite la presencia de intrusos molestos, conocedores además de su inutilidad. Ahí, el pescado esta vendido. A lo máximo que pueden aspirar es a dedicarse a sacar fotocopias o al archivo de documentos de poca importancia.
Mas el personaje no se da por vencido. Escruta y remueve en medio de la vorágine política, hasta encontrar acomodo en un partido minoritario, que como es sabido son precarios en efectivos humanos y cuadros de mando y toda ayuda que se reciba es poca.
Momento elegido por el trepa para hacer una evaluación de la situación y sin pausa se lanza a la caza y captura del puesto anhelado. Se relaciona con todo aquel que considere con poder decisorio para facilitar sus deseos. Mas temprano que tarde lo consigue y de allí, de su pequeño territorio hace un fortín inexpugnable.
La Falange por circunstancias de todos conocidas es un partido pequeño. Aspira a que algún día aparezca un líder carismático que agrupe a las bases y se afane en implantar en España la revolución nacionalsindicalista, en consecuencia se trata de un movimiento revolucionario.
Movimiento revolucionario que a lo largo de su existencia ha carecido de efectivos humanos, económicos, padeciendo en determinadas etapas  crisis ideológicas y de estrategia.
La penuria descrita ha permitido en su historia reciente, la integración en sus filas la figura del mediocre, que lejos de aportar su empeño en servir a la revolución se ha dedicado a la creación de pequeñas isletas estancas, sin otra aspiración que rivalizar y competir no con los enemigos del exterior sino con otros falangistas, que asimismo repelerán la agresión desde otros lugares azules.
Quien no conoce algún caso que responda a este planteamiento. Baste con hacer un somero repaso a los distintos grupos falangistas y nos toparemos con cargos vitalicios que dicen servir al ideal y su verdadera meta es satisfacer su ego personal mezcla de incompetencia y soberbia.
Por la filas falangistas han desfilado persona con una valía personal fuera de toda duda. En la mayoría de los casos, jóvenes brillantes que tomaron la Falange como una aventura de juventud, que olvidaron al finalizar sus estudios y emprender una brillante carrera profesional, acorde con sus méritos intelectuales y personales. De alguno de ellos tenemos noticias al aparecer de forma brillante en algún mentidero político en los medios de comunicación. El hecho trae consigo una mezcla de orgullo y frustración por no poder contar con ellos. 
Como un pregonero de los antiguos alzo la voz y os digo: ¿No os gustaría finalizar la obra revolucionaria que iniciasteis en la juventud? España y la Falange os necesitan.

 

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