lunes, 24 de octubre de 2011

LA CRISIS NO ES SOLO MATERIAL


LA CRISIS NO ES SOLO MATERIAL


Conceder al factor económico la primacía sobre el conjunto de factores que intervienen en las sociedades humanas es lo que en filosofía se conoce como economicismo.
El español medio no repara en grandes filosofías, aunque las practica. Las opiniones y los actos de cada persona son el resultado de una filosofía de vida que cada individuo posee, sea o no consciente de la misma.
La crisis económica por la que atraviesa España – el mundo entero- ha incrementado el economicismo de los españoles. Lo relativo a atajar este deterioro es lo único que parece importar a los ciudadanos. El déficit público, la balanza de pagos, la inflación, términos hasta ahora desconocidos son el centro de las preocupaciones cotidianas de las familias, que al mismo tiempo se desentienden del hecho espiritual.
La mayor parte de los españoles aceptan las tesis marxistas sin saberlo. Ya que sostienen una interpretación materialista de la vida y de la historia.
Esto es así tanto para los que se consideran de izquierdas como para los que se dicen de derechas. Casi con mayor nitidez en estos últimos que achacan las leyes contrarias a sus pensamientos a “cortinas de humos” con las que el Gobierno pretende desviar la atención pública. Ignorando que sin una buena salud espiritual es imposible un bienestar material. Y que solo la armonización de ambos conceptos puede producir un grado de satisfacción elevado.    
La historia de España basta, por si sola, para negar la veracidad de la interpretación materialista de la vida.
Por este motivo necesitamos recuperar a la sociedad de esa ruina física y moral que la asfixia y la niega. Una sociedad que sea la salvaguarda de la libertad profunda de los individuos. Estandarte de la justicia e igualdad entre las personas.
Una sociedad que repudie el economicismo que retrotrae a la persona al primitivismo. Consumir y darle gusto a los sentidos. Ese es el proyecto vital para el que se nos prepara desde la infancia. “Si tu vida sexual funciona, lo demás no importa”. Esa es la consigna publicitaria que machaconamente se repite en los medios de comunicación de uno y otro signo. Nos quieren reducir a animales para tratarnos como animales.
Está claro. El problema no es exclusivamente económico: es también moral. Y el remedio no lo es menos: instaurar una justicia social profunda para que, sobre esta base, vuelva a nuestra sociedad la supremacía de lo espiritual.
Una persona será feliz, si se produce el hecho de no apetecer nada de lo que se le publicite, si está fuera de sus posibilidades. Cuando rechacen créditos al consumo con un simple: “No gracias.”    

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