LIBERTAD
Hoy deseo referirme a uno de los
derechos mas sagrados que tiene la especie humana: la libertad.
Libertad es la consecución de un
estado de satisfacción personal y colectiva por parte del hombre, que le
permite un desarrollo sin ataduras en su caminar a través de la vida.
Dicho de esta manera, se podría
entender que tan solo con el hecho de poseer la independencia necesaria para no responder de nuestros actos, la
libertad queda garantizada.
Craso error. La libertad no puede ser
completa sin no va acompañada de dos ingredientes que la complementan y la
hacen total: la dignidad y la integridad.
Es ahí en donde se origina el
problema. La libertad del individuo no puede ser ilimitada; debe extenderse en
círculos como una onda expansiva que llegue a enlazarse con los que proyectan
sus semejantes.
En la sociedad actual, el hombre,
lejos de asumir los principios que sobre este concepto propugnan algunos
filósofos: “Dar con arreglo a sus capacidades y recibir según sus necesidades”,
se ha convertido en adversario de los demás, esclavo del placer, el lujo, o la
riqueza. Y todo aquel al que considere su adversario para la consecución de sus
objetivos para un ficticio bienestar, se convertirá desde ese mismo momento en
un elemento molesto al que hay que aniquilar.
Esta concepción materialista de la
vida, está respaldada por una serie de reglas conocidas por leyes, que fueron
ideadas por los poderosos para garantizarse el dominio del mundo basado en una
legalidad que de existir unos verdaderos deseos de libertad serían derribadas
como un castillo de naipes.
Los que así pensamos, entendemos, que
frente a la opresión legal garantizada por las leyes terrenas, existe un
Derecho que está por encima de todos los códigos existentes en el mundo: el
Derecho Natural, que es aquel que se basa en la razón y el respeto y que sin
palabras advierte al ser humano de la bondad o maldad de la acción que ejecuta.
Desde el mismo momento en que el
hombre se rija por estos principios, ya no necesitará que nadie le guíe ni que
nadie le diga lo que está prohibido. Nada en su origen debe estar vetado, es la
propia conciencia de cada uno, la que le hará comprender al individuo hasta
donde llegan sus libertades que necesariamente terminan donde empiezan las de
los demás. A esto se le conoce como bienser.
Ese bienser se manifiesta, cuando al
ver una escena de algún niño famélico en cualquier país del tercermundo, algo
en el interior de cada uno le grita ¡Basta! A la vez que al contemplar la de
alguna barragana o rufián, disfrutando de un dinero ganado por contar sus miserias, se cambia de
cadena mientras una sensación de asco recorre por el cuerpo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario