lunes, 19 de marzo de 2012

La ilusion que vuelve


LA ILUSION QUE VUELVE


Dentro de unos días un grupo de españoles a lo que no nos gusta esto, nos vamos a juntar; a ver si Dios nos ilumina y somos capaces e inteligentes  para poner el barco en la mar. Solo eso. Después serán otras personas las que tengan que hacer el resto de la singladura y llevar la nave al puerto deseado. Por supuesto los viejos lobos de mar estarán cerca de la tripulación como un Senado al que hay que atribuirle tantos méritos por su experiencia como por su sapiencia. Pero con una condición “sine quanon”: Nosotros si somos demócratas, y asumimos la separación de poderes, este Senado legislará y juzgará pero nunca asumirá funciones ejecutivas.
Lo mas curioso es que si alguien me pregunta por la ideología, la estrategia o la organización de sus integrantes, me causaría un problema de los gordos.
Porque no sabemos como queremos que sea la criatura; lo que si sabemos, es como no queremos que sea.
Por este motivo ya les rogaría a aquellos que decidan ir –que es su derecho- con la intención de asistir a la creación de un nuevo partido al uso. Los que añoren gobernantes anteriores, conmemoraciones luctuosas y medallas colgando, que no dudo del merecimiento de su concesión, entiendan que nuestro siglo y sobretodo el de nuestros hijos y nietos, queda muy lejos del modelo de sociedad que ellos ofrecen a España. Ello no obsta, para que todo aquel que lo desee, ocupe un lugar en la sugestiva misión que vamos a empezar lo único que tienen que hacer es aligerar el equipaje arrojando el lastre obsoleto por la borda.
La criatura está en embrión y no sabemos si verá la luz. Muchas y difíciles vicisitudes tendrá que salvar. Mucha generosidad y espíritu de servicio se necesitará por parte de todos para que la madrina de honor estampe al fin el champan en su casco y se deslice hasta la mar.
Es una cuestión peliaguda y no por ello, nos vamos a dar por vencidos antes de empezar. Tampoco que de un primer contacto salgan muchas cosas en concreto. Solo con el paso del tiempo y por supuesto con el trabajo cotidiano alejado de acciones puntuales efectivitas, se podrá decir que algo nuevo, no se el qué, está en la calle.
Si tienes inquietudes, porque eres consciente de que a la situación actual le queda poco para su descomposición, si entiendes que hay algo nuevo que ofrecer a la sociedad, acércate y entra en materia sin importar el color de las ideas que pongas en lo alto del tapete. España, por tradición, historia, cultura y sacrificio de los antiguos españoles, no se merece el bochornoso espectáculo que ofrecen los políticos sean del color que sean y espera ansiosa una corriente renovadora para cambiar las cosas.

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