martes, 8 de noviembre de 2011

NUNCA MAS


NUNCA MÁS

El hedonismo es uno de los gérmenes más destructivos que de forma sibilina incide en la conducta de los hombres.
La sociedad española embaucada por un afán desmedido de falso bienestar, profesa el culto al lujo y al placer corrosivo, que la ha conducido al gregarismo, convirtiéndola en esclava de las cosas.
El hombre ya no es dueño de las cosas, estas lo poseen a él. Lo que en principio se tomó como una etapa de bonanza económica que invitaba al consumismo irracional, al derroche y a la opulencia, el tiempo juez sabio, lo ha devuelto a la cruda realidad y aquellas prendas de marcas caras, que  paseaba por los restaurantes de lujo, hoy las viste para acudir a Cáritas, lugar en que la caridad cristiana le alivia el hambre con un plato de comida.
Durante mucho tiempo, el trabajo, medio de realización del hombre en sociedad, ha servido como excusa para el enfrentamiento interesado entre compañeros con similar ocupación, que ha suprimido la consecución de los objetivos conjuntos y la ha sustituido por otros de carácter individual, que ha mermado los resultados de forma cuantitativa y cualitativa.
La insidia, la murmuración y la crítica destructiva, han sido compañeras de viaje de ambiciosos sin escrúpulos, que las han utilizado como arma arrojadiza contra todo aquel que consideren pueda convertirse en rival potencial para el logro sus propósitos.
Este modelo de conducta ha hecho que los españoles convivan en una sociedad enferma, mediocre e insolidaria. Ejecutivos agresivos que anteponen familia y principios en aras a conseguir acaparar más riqueza. Ya no existe la cultura de la olla; la presencia de la familia al completo, reunida alrededor de una mesa, con el recipiente indicado en medio y unos de los progenitores repartiendo la comida a toda la prole. Era el momento de los comentarios y las confidencias, al calor del cariño y respeto que esta unidad natural de convivencia lleva aparejado.
El hombre persona como el nacionalsindicalismo lo concibe, debe revisar su escala de valores, entendiendo al trabajo como un medio para el disfrute de una vida libre y digna. Es necesario desterrar el consumismo irracional y renunciar a un modelo capitalista, que por medio de la corrupción nos ha llevado a la ruina económica.
Por medio del hermanamiento y la convivencia comunal y solidaria, España podrá acometer la empresa de regeneración moral y ética absolutamente necesaria para emprender un nuevo camino que la devuelva a sus orígenes de los que nos sentimos orgullosos

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