DIOGENES Y LA LAMPARA
Se sabe que Diógenes paseaba por la calle a plena
luz del día, portando una lámpara encendida. Al ser preguntado al respecto,
contestó: “Estoy buscando a un hombre” Ignoraba, Diógenes, que muchos siglos
después, su empresa hubiera resultado misión imposible si lo que buscase fuera
un político sin imputar por corrupción. Aunque llevara consigo cañones de luz y
lámparas de alto voltaje.
La cuerda está a punto de romperse; los últimos
acontecimientos con la decidida intervención de la juez Alaria, más el
esperpento del golfo Bárcenas, por lógica nos tendría que llevar a la
imputación de los responsables políticos de los dos partidos mayoritarios y la
disolución de las cámaras. Conste que me olvido de otros muchos que están en la
mente de todos.
Y es en ese momento cuando llega la hora de la
verdad. Decidir que se va a hacer a continuación. Y no sé qué opinareis al
respecto, lo que en mi opinión es una situación difícil debido a su
complejidad.
La alternativa oficial es probable que se limite a
nombrar un gobierno provisional con el encargo de convocar elecciones. Con ello
tratarían de echar tierra a los desmanes y continuar como si nada hubiese
pasado. Es fácil y más que probable deducir, que han sido tantos los engaños,
tan grandes los desmanes, y tan denigrantes las conductas, que el pueblo no lo
aceptará y se echaría a la calle en protesta masiva sin importar la ideología
de los manifestantes que piensan con toda la razón, en todo los que unos y
otros han perpetrado durante los años del sucedáneo grotesco de la democracia.
Otra alternativa sería la que desde distintos foros
se viene demandando. Partiendo de la premisa que un cáncer no se cura a base de
aspirinas, sino extirpándolo a conciencia, España necesita una transformación
total, que haga posible que los pilares de la verdadera democracia no estén
manejados por élites partidistas bajo la tiranía del líder que al contrario de
lo que propugnan no está elegido por la totalidad de sus militantes, rodeado
por la cohorte de aduladores que si aguantan es porque los puestos que ocupan
producen pingües beneficios económicos, conscientes que al menor desliz serán
relegados a un rincón.
Acabar con el despilfarro autonómico; que ha sido
responsable en alto porcentaje de la ruina económica. Dejándolas para la misión
que les viene como anillo al dedo: las labores administrativas del territorio
asignado, sin que por sus manos pasen caudales públicos que puedan ser dilapidados por algún
desaprensivo. Desmontando a este monstruo que como Gargantúa devora todo cuanto
esté al alcance de su mano.
Reorganizar las administraciones locales,
agrupándolas en base a criterios lógicos de población y no, para que cabecillas
de segunda fila, accedan al cargo y muchas veces se perpetúen en él.
Urge la reforma de la justicia de abajo a arriba,
alejándola de apetencias políticas interesadas derivadas de la injerencia del
ejecutivo en el otro supuesto pilar de la democracia.
Así iríamos enumerando todas las acciones encaminadas
a crear una sociedad, libre, digna y solidaria lejos de lo conocido los últimos
treinta años.
Lo que sucede es la ausencia de un grupo numeroso y
compacto, que en principio anteponga el interés patrio a su deseo de hacer “su
Revolución”, porque en el improbable supuesto de que lo consiga, cabe preguntarse cuanto tiempo se necesitaría para
su implantación.
Me consta que pasar de cabeza de ratón es
complicado. El abandono del mando sobre unos pocos cientos de personas,
traumático, el no ser el jefe de todo, frustrante, más sin con el sacrificio
personal, se lograra el inicio de una nueva etapa para la sociedad .española, la
recompensa obtenida, sería mayor que cualquier sacrificio
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