viernes, 29 de marzo de 2013

DIOGENES Y LA LAMPARA



DIOGENES Y LA LAMPARA

Se sabe que Diógenes paseaba por la calle a plena luz del día, portando una lámpara encendida. Al ser preguntado al respecto, contestó: “Estoy buscando a un hombre” Ignoraba, Diógenes, que muchos siglos después, su empresa hubiera resultado misión imposible si lo que buscase fuera un político sin imputar por corrupción. Aunque llevara consigo cañones de luz y lámparas de alto voltaje.
La cuerda está a punto de romperse; los últimos acontecimientos con la decidida intervención de la juez Alaria, más el esperpento del golfo Bárcenas, por lógica nos tendría que llevar a la imputación de los responsables políticos de los dos partidos mayoritarios y la disolución de las cámaras. Conste que me olvido de otros muchos que están en la mente de todos.
Y es en ese momento cuando llega la hora de la verdad. Decidir que se va a hacer a continuación. Y no sé qué opinareis al respecto, lo que en mi opinión es una situación difícil debido a su complejidad. 
La alternativa oficial es probable que se limite a nombrar un gobierno provisional con el encargo de convocar elecciones. Con ello tratarían de echar tierra a los desmanes y continuar como si nada hubiese pasado. Es fácil y más que probable deducir, que han sido tantos los engaños, tan grandes los desmanes, y tan denigrantes las conductas, que el pueblo no lo aceptará y se echaría a la calle en protesta masiva sin importar la ideología de los manifestantes que piensan con toda la razón, en todo los que unos y otros han perpetrado durante los años del sucedáneo grotesco de la democracia.
Otra alternativa sería la que desde distintos foros se viene demandando. Partiendo de la premisa que un cáncer no se cura a base de aspirinas, sino extirpándolo a conciencia, España necesita una transformación total, que haga posible que los pilares de la verdadera democracia no estén manejados por élites partidistas bajo la tiranía del líder que al contrario de lo que propugnan no está elegido por la totalidad de sus militantes, rodeado por la cohorte de aduladores que si aguantan es porque los puestos que ocupan producen pingües beneficios económicos, conscientes que al menor desliz serán relegados a un rincón.
Acabar con el despilfarro autonómico; que ha sido responsable en alto porcentaje de la ruina económica. Dejándolas para la misión que les viene como anillo al dedo: las labores administrativas del territorio asignado, sin que por sus manos pasen caudales públicos  que puedan ser dilapidados por algún desaprensivo. Desmontando a este monstruo que como Gargantúa devora todo cuanto esté al alcance de su mano.
Reorganizar las administraciones locales, agrupándolas en base a criterios lógicos de población y no, para que cabecillas de segunda fila, accedan al cargo y muchas veces se perpetúen en él.
Urge la reforma de la justicia de abajo a arriba, alejándola de apetencias políticas interesadas derivadas de la injerencia del ejecutivo en el otro supuesto pilar de la democracia.
Así iríamos enumerando todas las acciones encaminadas a crear una sociedad, libre, digna y solidaria lejos de lo conocido los últimos treinta años.
Lo que sucede es la ausencia de un grupo numeroso y compacto, que en principio anteponga el interés patrio a su deseo de hacer “su Revolución”, porque en el improbable supuesto de que lo consiga, cabe  preguntarse cuanto tiempo se necesitaría para su implantación.
Me consta que pasar de cabeza de ratón es complicado. El abandono del mando sobre unos pocos cientos de personas, traumático, el no ser el jefe de todo, frustrante, más sin con el sacrificio personal, se lograra el inicio de una nueva etapa para la sociedad .española, la recompensa obtenida, sería mayor que cualquier sacrificio


 

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