ANDALUCIA SI ES POSIBLE
Nuestra Andalucía ha llegado a tal punto de
autodestrucción, que su única salvación tiene que venir dada por un cambio de
180º en todos los aspectos.
La hipotética búsqueda de los culpables sin más
sería entrar en el odioso “y tú más,” que lejos de ser una solución son ganas
de continuar por el filo del precipicio hasta llegar a un extremo en que la
vida en nuestra maravillosa tierra resulte insoportable. Por lo que no nos
quedaremos en señalar con el dedo acusador a los que son de sobra conocidos por
su codicia, y afán desmedido por la riqueza fácil, auxiliados por la
complicidad de un pueblo acomodaticio y sin la más misma posibilidad de
supervivencia futura. Descubramos el mal y propongamos las soluciones, que en
nuestro caso, no pueden ser tibias sino revolucionarias, teniendo en cuenta que
revolución no es lo mismo que revuelta.
La primera medida es que sin más miramientos a tenor
de lo que se está detectando por parte de la justicia, impedir que los
políticos actuales sigan campando por la región como si fuera una finca
paterna. Y siendo benévolos, transigir por no exigirles devolución alguna por
el esquilme. Ni presentarlos delante del juez. Solo, que se vayan y que no
vuelvan. Con eso se estaría dando un paso de gigante.
Andalucía es como una nación rica y variada, con
unos recursos naturales que le debían de servir para gozar de un nivel de vida
que esté de acuerdo con ellos.
No se puede soportar, que el desempleo esté en el
porcentaje más elevado de la nación y que el paro juvenil, o personas que no
han accedido jamás as un puesto de trabajo, deambulen por las calles sin nada
que hacer. Como tampoco lo es, que el fracaso escolar sea asimismo el más alto
de España.
Gozamos de una costa que es la envidia de todos y en
la que un turismo de calidad proporcionaría un aumento sustancioso en los
beneficios de la explotación. Se ha llevado una política equivocada, llamando a
un turismo mochilero, que lo único que deja es suciedad. Hay que acabar con la
mendicidad, para conseguir que los turistas que son nuestros clientes gocen de
una estancia sin sobresaltos.
Crear unos cursos de formación para el personal de
hostelería, que lo convierta en profesional cualificado.
Adecentar los hoteles, hostales y pensiones para
adaptarlos al turismo de calidad que se quiere implantar.
Marcar la estacionalidad entre invierno y verano,
procurando cubrir los puestos de trabajo con el personal profesional ya
formado. Convertir los lugares típicos en lugares de diversión para los que
asistan a sus espectáculos, sin flamenco malo y vino peleón.
Fortalecer el turismo rural, sin olvidarse de
profesionalizar y reglar la actividad.
Para llevar a cabo estas medidas, sería necesario el
invertir una ingente cantidad de dinero público y privado, el primero de los cuales
saldría del destinado a pagar el clientelismo de las subvenciones.
En este caso, sería beneficioso para todos, la
creación de centrales de compras, en las que se abastecieran todos, con el
abaratamiento consiguiente del producto adquirido.
De igual forma, satisfacer la totalidad del seguro
de desempleo en una sola vez a grupo de personas dispuestas a crear
conjuntamente un negocio turístico.
Estoy seguro que a muchos se les ocurrirán más
cosas, parecidas o distintas a las propuestas por propia iniciativa, que
reforzarían el criterio principal de que Andalucía es posible.
Mañana nos ocuparemos del campo y la industria.
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